domingo, 9 de abril de 2017

El pícaro llamado Álvaro 

Tuve que poco a poco ir avanzando por las afueras de Madrid, estaba mal herido y no tenía ni una limosna para merendar pero mientras iba caminando encontré una ciudad llamada Fuenlabrada. En esta habían varias personas transitando entonces fui a la plaza del centro, en esta habían varios pícaros, aún cuando no habían muchos escuderos. Había dormido toda la noche en esta plaza ya que
era el único lugar seguro que había encontrado hasta que un hombre me despertó, se veía de buena apariencia y me dijo;
    - Buenos días ¿Buscas amo?
    - Si, señor - le respondí
    - Sígueme, eres afortunado debido a que hay más de cinco hombres en esta plaza iguales que tú,
      mendigando y buscando un amo.
Yo lo seguí feliz y contento, recorrimos Fuenlabrada hasta el final y llegamos a su hogar, este tenía buen aspecto y las habitaciones eran de razonable tamaño, ingresamos a su hogar y me preguntó;
    - ¿Cómo llegaste a Fuenlabrada?
    - Mi amo me echo y me dejó botado, sin embargo seguí por las afueras de Madrid hasta llegar a
      esta ciudad - le respondí.
Después me siguió haciendo preguntas hasta que a los dos nos dio sueño. Mi amo me pasó una habitación de aspecto lúgubre pero era cómoda y nos fuimos a dormir

Al día siguiente me levante, salí de mi habitación y mi amo estaba afuera en el jardín charlando con un tipo que se veía en buen estado, era alto y de tez blanca, salí de la casa y mi amo me dijo
    - Álvaro, este será tu nuevo trabajo, serás jardinero
    - Me pareceré buen trabajo señor, muchas gracias por acogerme en su hacienda - le respondí
    - De nada, Álvaro. Este será tu nuevo jefe, se llama Juan y es muy exigente así que espero que
      hagas buen trabajo
    - No se preocupe señor, intentaré dar lo mejor de mi.
Pasé toda la tarde pensando en cómo hacer el trabajo bien por que con mi anterior jefe ya había tenido un conflicto y por eso me echó y casi me mata y este podría ser un caso parecido. Cuando estaba amaneciendo Juan me despertó violentamente y le dije;
    - ¿Qué te pasa? Por qué me despiertas de esa forma tan agresiva
    - No me levantes la voz y levántate, vas a tener que trabaje como esclavo para sobrevivir en esta
      hacienda.
Pasé toda la mañana trabajando, Juan me sobre exigió tanto que me desmayé, me llevaron donde el médico de la Hacienda y por suerte no tenía nada grave, regrese a la Hacienda indignado por lo que me había pasado por culpa de Juan. Fui a encarar a Juan tan enfurecido que cualquier cosa podía pasar, entre a su habitación sin tocar la puerta y le dije;
    - Quién te crees que eres para tratarme como un esclavo? - le dije enfurecido
En ese instante Juan sacó una escopeta de su escritorio, la recargó con perdigones y cuando me apunto justo me agaché y saque un cuchillo que me lo había regalado mi papá para defenderme en estos casos así que se lo enterré en la pierna, Juan gritó y se desmayo.

Después del incidente salí despavorido de la Hacienda y me fui de Fuenlabrada hacia el Sur de España buscando nuevos horizontes y una mejor vida.

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